TRABAJAR PARA VIVIR
Jornadas interminables de trabajo, agendas cargadas de viajes, visitas a clientes, reuniones a deshoras, gestionar los emails a las tantas de la noche,….En definitiva, muchos días vivimos para trabajar y aunque en ocasiones es necesario ocuparse de tareas extras que urgen, en la mayoría de los casos todavía no hemos encontrado un buen equilibrio entre la vida profesional y la vida personal. Vivimos para trabajar.
Y es cierto que hay una relación directa entre el nivel de responsabilidad de los puestos de trabajo y el tiempo de duración de la jornada laboral (lo que no significa que esté bien), aunque también existen desajustes en puestos de trabajo normales en el que son exigidas condiciones nada recomendables (a parte de las económicas), o sectores en los que hay que estar de guardia 24 horas todo el año por si hay alguna urgencia.
Pero aun así, es posible encontrar opciones que nos ayuden a ser más eficientes y sobre todo más felices, pudiendo disponer de más tiempo para vivir más y mejor. Podríamos empezar por pararnos y hacer un análisis del tiempo que empleamos en hacer las cosas y en qué cosas invertimos o gastamos el tiempo. Y si lo que hacemos es de nuestro gusto (reflexionemos qué es lo que realmente nos gusta y lo que es realmente importante). La organización es clave para diseñar una agenda en la que tengamos claro, entre otros, qué es urgente y qué no.
Por otro lado y en paralelo, establezcamos horarios con el compromiso de cumplirlos, adecuando una jornada laboral que deje espacio para desarrollar aquello que nos permita sentirnos mejor (no olvidemos lo importante de cuidarse, ‘mente sana en cuerpo sano’), ocuparnos de otras responsabilidades, hacer vida familiar, disfrutar del deporte, meditar o ‘pelar la pava’ si fuera el caso y es lo que nos apetece.
Y no pretendamos hacer todo el mismo día porque no tendremos tiempo y probablemente haya unas cuantas de esas cosas ‘apretujadas’ que no salgan bien. Poner por delante el bienestar personal ante el profesional, hará que estemos mejor y por consiguiente, rindamos mejor en el trabajo. Por si se nos ha olvidado, dormir bien es casi tan importante como el comer y las medias de descanso en adultos y ya en adolescentes, están bajando preocupantemente por debajo de las 6 horas de media de sueño diario.
Ser capaces de desconectarnos del trabajo al 100% a cierta hora sabemos que es muy complicado, pero no imposible. Hoy en día contamos con los smartphones, tablets, portátiles, Smart tv, etc,…que además de permitirnos gestionar rápidamente cuestiones profesionales y personales, son una puerta al mundo de las redes sociales. El mundo del Whatsapp es un universo aparte, con muchos puntos a favor, pero con otros negativos que nos hacen perder calidad de vida y rompen el equilibrio entre lo profesional y lo personal. Todo ello nos mantiene bastante enganchados a la gran mayoría de las personas. El problema es que dependemos mucho de todos ellos y si nos los quitaran de golpe, (a parte desarrollar seguramente un extraño síndrome de abstinencia), veríamos la cantidad de tiempo que empleamos en todo aquello; y una cuestión: ¿sabríamos qué hacer con ese tiempo libre?. Seguramente sí, pero ahora mismo muchos necesitaríamos un entrenamiento para conseguirlo (y si no, podéis probar a apagar el móvil y cualquier dispositivo antes citado durante todo un día).
Así que para quien se anime, se puede lograr una mejor y mayor calidad de vida, donde seamos capaces de gestionar días que no nos dejen K.O. y podamos disfrutar tanto del ocio como del trabajo. ¡Trabajemos para vivir!