Desde hace algún tiempo, se habla mucho de economía circular, un concepto que está llamado a revolucionar los negocios de hoy en día. Pero surgen varias preguntas. ¿Cómo se puede definir? ¿Por qué todo el mundo habla de ella? Y quizás la más importante en nuestro entorno. ¿Puede aplicarse a la ganadería?

Javier Carrillo Hermosilla, Catedrático del Departamento de Economía y Dirección de Empresas de la Universidad de Alcalá de Henares, define qué es la economía circular. “La economía actual, una economía lineal, de usar y tirar, genera una cantidad de residuos asombrosa, lo que implica una pérdida de valor igualmente disparatada. Esta economía lineal aumenta nuestra exposición a la volatilidad de los precios de los recursos y a posibles interrupciones del suministro, como ha quedado patente con la paralización de las cadenas de aprovisionamiento derivada de la crisis de la COVID-19. Más allá del deterioro, a veces irreversible, del medioambiente, el conjunto de consecuencias del modelo lineal es un desafío para la creación de riqueza a largo plazo. En pocas palabras, la economía circular se basa en tres principios muy simples. En primer lugar, el desperdicio no existe: los productos deben ser diseñados y optimizados para un continuo ciclo de desensamblado y reutilización al final de su vida útil. En segundo lugar, la circularidad supone una cuidadosa gestión del flujo de materiales. En tercer y último lugar, la energía requerida para alimentar este ciclo debe ser renovable, de nuevo para reducir la dependencia de recursos e incrementar la resiliencia del sistema natural y del sistema económico”, señala en una entrevista recogida por la institución académica.

La actual crisis del Covid-19 ha agudizado la necesidad de cambiar un modelo productivo que se viene arrastrando desde la Revolución Industrial y que no se adapta a los retos actuales en medio ambiente y demografía. “Existen diferentes formas, o modelos de negocio, mediante los cuales las empresas pueden contribuir a la economía circular. Encontramos algunos ejemplos inspiradores en empresas que proveen a la industria de recursos renovables, reciclables o biodegradables. Del mismo modo, es creciente el número de empresas que buscan valor no solo en los productos finales, sino también en las corrientes de materiales que se utilizan en sus sistemas productivos. También hay empresas que contribuyen a la economía circular prolongando la vida útil de sus productos. Por último, también contribuyen las empresas que operan bajo el modelo de negocio de producto como servicio, que no se centra en generar grandes volúmenes de producción, sino que se enfoca en las prestaciones y la capacidad de actualización que tienen sus productos, desmaterializando la entrega de valor, para ofrecer siempre las últimas innovaciones”, señala el experto.

Lo cierto es que pocos negocios hay en la actualidad que puedan adaptarse mejor a la economía circular que la ganadería. Una granja es capaz de transformar los productos agrícolas en leche o en carne, mientras que contribuye a conservar el medio ambiente, ya que sus desechos pueden ser utilizados, a su vez, como abono de la tierra.